Septiembre: El comienzo del año

Catiana Campoy

9/1/20251 min leer

Para muchas personas, el año comienza en enero, con las campanadas y los propósitos que se hacen entre brindis y uvas.
Pero para mí, el verdadero nuevo año empieza en septiembre.

Siempre he sentido que este mes tiene una energía especial: huele a comienzos, a cuadernos en blanco, a estrenar agenda.

Septiembre es un cambio de curso, un nuevo ciclo que arranca con más fuerza incluso que el propio año nuevo.

Con el tiempo, esta percepción se ha intensificado. Desde que trabajo en fertilidad, lo siento todavía con más claridad. El verano trae consigo un espacio de conexión (y de desconexión), un paréntesis necesario para descansar, soltar y recargar energías. Y septiembre aparece como esa puerta que se abre: el momento de volver con ilusión, de mirar hacia adelante y de empezar de nuevo.

En los tratamientos de fertilidad, septiembre se convierte en un mes cargado de oportunidades. Muchas personas deciden dar el paso en estas fechas, con fuerzas renovadas y el corazón lleno de esperanza. Es como si cada nuevo ciclo, cada nuevo intento, encontrara en septiembre el terreno fértil para florecer.

Porque al final, la vida está hecha de ciclos. Igual que en la naturaleza y en nuestro propio cuerpo, siempre hay un renacer después de un cierre. Y septiembre nos recuerda precisamente eso: que siempre podemos volver a empezar, elegir desde un lugar diferente, con más calma y más conciencia.

Para mí, septiembre huele a nuevo comienzo, a energía fresca y a ilusión renovada.